miércoles, 1 de enero de 2014

Olivia cumple dos años

Hoy hace dos años que mi pequeña Olivia llegó al mundo. Un mundo que no siempre la trató bien. Llegó a un mundo inhóspito y frío, un mundo que no la vio llegar. Sumidos en la indiferencia los humanos que habitan este mundo la dejaron sufrir junto a un contenedor de basura. Víctima de la locura de estos humanos "civilizados" fue abandonada en un corral. Olivia llegó al mundo y descubrió su lado amargo, su lado oscuro.
Olivia tuvo suerte. Unos humanos que se habían quitado la venda de la indiferencia lucharon por ella, lucharon para rescatarla de ese mundo oscuro que era el único que ella conocía. Olivia conoció entonces a unos de los pocos humanos dotados de corazón que todavía quedan habitando el planeta. Conoció el amor, el cariño de un beso, el calor de una caricia, la dulzura de una palabra, conoció la generosidad inmensa que caracteriza a aquellas personas que acogen a un ser indefenso que sólo ha conocido lo hostil para enseñarle y mostrarle poco a poco un mundo en el que la voz de los humanos no siempre son gritos, en el que las manos no infligen dolor, en el que dormir sin miedo es posible.
Conocí a Olivia el 13 de marzo de 2012, la conocí a ella y no a otro como ella porque en la superficialidad que caracteriza al ser humano me pareció la más bonita, yo había vivido ajena al sufrimiento de los demás, perfectamente acomodada en mi mundo perfecto y maravilloso, buscaba una perrita pequeñita, que no diera mucho trabajo, con la que pasar los ratos que me quedaba sola en casa. Miento. En realidad yo no la buscaba, la buscaba mi pareja, y yo fui tan ruin de decirle que sólo aceptaría si fuera la de la foto. Fue la de la foto. Olivia no lo sabe pero jamás había sentido los nervios que sentí ese 13 de marzo.
Nos la llevamos a casa el 21 de marzo, fue en mi regazo todo el trayecto, al principio nerviosa, mirando a todos lados. Habíamos arrancado a Olivia de su fuente de calor, cariño, alimento y amor. Nunca pensé cómo se quedaron esos humanos de corazón generoso en peligro de extinción. Al llegar a casa la emoción me invadía y no podía soportar que estuviera durmiendo todo el tiempo, mi egoísmo no entendía de las necesidades de un cachorro. Olivia descubrió que había más manos dispuestas a dar caricias, más voces amables, Olivia descubrió que mucha gente la quería. Y a partir de ese momento Olivia empezó a devolver con creces todo el amor que recibía.
Olivia nos dejó a todos en deuda con ella. Olivia nos escuchó, Olivia nos lamió la cara, Olivia nos sacó una sonrisa aún cuando queríamos llorar, Olivia nos calentó los pies en la cama. Olivia se convirtió en la aspiradora de la casa, en despertador, en alarma contra robos, en destructor de documentos de alta confidencialidad. Olivia nos descubrió el mundo, nosotras que pensábamos que se lo estábamos enseñando todo, era ella la que nos quitaba la venda. Olivia hizo amigos por nosotras y también enemigos, Olivia nos enseñó que había un mundo fantástico lleno de colores y aromas más allá de nuestras cuatro paredes.

Olivia nos enseñó a vivir.