Esta tarde hemos llevado a la peque al veterinario por que le tocaba la vacuna y la verdad es que se ha portado genial. Hemos tenido que esperar un rato porque había mucha gente y ella se ha quedado acostadita en mi regazo. Ha habido algún que otro momento en el que nos ha enseñado su carácter porque había más perritos y alguno se ha acercado más de la cuenta. Pero bueno, con llamarle la atención dejaba de gruñir.
Cuando ya nos ha tocado pasar y la hemos puesto sobre la mesa ha metido el rabo entre las piernas y ha empezado a recular (casi se cae de la mesa). Al final el veterinario sólo la ha examinado un poquito porque decía que al llevar sólo un día con nosotras quizá sería un poco traumático para la nena y podría causarle mucho estrés.
En fin, aquí la tengo en su camita al lado del sofá y suspirando. Así que voy a por un clínex que se me cae la baba y a ver si conseguimos que duerma en su sitio esta noche.
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